
¿Qué ocurre con las emociones que no aceptamos?
enero 27, 2025
Amar no es querer cambiar al otro
febrero 10, 2025El amor propio es mucho más que un simple acto de mimo o indulgencia ocasional. Es un compromiso profundo con nosotros mismos, un proceso continuo de autoconocimiento y respeto que nos permite reconocer quiénes somos y lo que realmente necesitamos.
«Amarnos a nosotros mismos implica escuchar atentamente a nuestro cuerpo, prestar atención a nuestras emociones y cultivar una relación interna basada en la aceptación y la claridad».
Cuando hablamos de amor propio, nos referimos a la capacidad de vernos con honestidad, sin máscaras ni prejuicios. No se trata solo de darnos un capricho o cuidar de nuestro aspecto externo; es, como me gusta verlo, un puente que nos conecta con nuestro mundo interior.
Y para poder construir este puente, tenemos que transitar el camino hacia el autoconocimiento. Este recorrido nos invita a explorar nuestras fortalezas, nuestras vulnerabilidades y, sobre todo, nuestros verdaderos deseos.
Escuchar a nuestro cuerpo es fundamental en este proceso, pues nos envía señales valiosas sobre lo que necesitamos para mantenernos saludables, tanto física como emocionalmente.
Ignorar esas señales, o minimizar nuestras emociones, es privarnos de la oportunidad de crecer y de vivir en armonía.
El respeto hacia nosotros mismos es otro pilar esencial del amor propio. Significa reconocer que merecemos cuidado, atención y compasión, y que no debemos sacrificar nuestro bienestar para complacer a los demás.
«Al establecer límites saludables, al decir “no” cuando algo no se alinea con nuestros valores, nos defendemos de las presiones externas y nos damos el espacio necesario para florecer».
Este acto de respeto personal no es egoísmo, sino una forma de honrar nuestra propia existencia y, a la vez, de sentar las bases para relaciones más auténticas y equilibradas.
El verdadero amor propio se traduce en acciones cotidianas:
- Dedicar unos minutos al día para meditar,
- escribir en un diario o simplemente reflexionar sobre nuestras emociones,
- elegir alimentos que nutran nuestro cuerpo,
- movernos de manera que nos conectemos con nuestro ser físico
- rodearnos de personas que nos valoran y que nos ayudan a ver lo mejor de nosotros mismos.
Estas prácticas no son una solución mágica, sino herramientas que, día a día, nos permiten construir una vida en la que lo que pensamos, sentimos y hacemos están en sintonía.
Al cultivar el amor propio, dejamos de depender de la validación externa para sentirnos completos. Nos volvemos capaces de tomar decisiones basadas en lo que realmente queremos y necesitamos, y eso nos da la libertad de ser auténticos.
«Este proceso, aunque a veces requiera enfrentar aspectos incómodos de nuestro pasado o de nuestras inseguridades, es la llave que abre la puerta a una existencia plena y consciente».
No confundas el amor propio con un mero acto de autoindulgencia, míralo por lo que es realmente: un camino de transformación personal. Es aprender a escucharte, a respetarte y a construir una relación sincera contigo mismo.
Cuando logras ese puente interno, descubres que tienes el poder de transformar tu vida, de decidir qué es lo mejor para ti y de vivir en armonía con tus deseos más profundos.
Con amor,
Claudia Girón