La fantasía del control surge de la necesidad humana de evitar el caos y la incertidumbre. Queremos creer que podemos prevenir el dolor, que nuestras vidas pueden ser dirigidas de manera precisa como un barco en un mar tranquilo. Este deseo de control se manifiesta en todos los aspectos de nuestra vida: intentamos controlar nuestras relaciones, nuestros trabajos, nuestras emociones e incluso nuestras propias reacciones al mundo. Al hacerlo, nos convencemos de que podemos evitar el dolor, el fracaso y la incertidumbre.

Sin embargo, esta fantasía es una trampa, porque la realidad es que el control absoluto es imposible. La vida es incierta, llena de variables que están más allá de nuestro dominio. Los eventos inesperados, las emociones fluctuantes, y la naturaleza impredecible de las relaciones humanas son solo algunas de las muchas cosas que escapan a nuestro control. Aferrarse a la ilusión de que podemos manejarlo todo no solo es irrealista, sino que también nos conduce a la frustración, la ansiedad y el agotamiento.

La fantasía del control también nos desconecta de nuestra autenticidad. En nuestro intento de controlar las circunstancias, a menudo reprimimos nuestras emociones genuinas, nuestras necesidades y deseos más profundos. Nos convertimos en personas que buscan constantemente la aprobación externa, que tratan de moldear su entorno y a los demás según sus expectativas, en lugar de permitir que la vida se despliegue de manera natural. Este esfuerzo constante por mantener el control nos aleja de la espontaneidad, de la capacidad de vivir el momento presente y de la aceptación de nuestra vulnerabilidad humana.

Para sanar de la fantasía del control, es esencial empezar por reconocer su presencia en nuestra vida. Preguntarnos a nosotros mismos ¿en qué aspectos de mi vida estoy tratando de ejercer un control excesivo? ¿Qué temores están impulsando esta necesidad de control? Reconocer que esta fantasía surge de un miedo profundo al descontrol y a la vulnerabilidad es un primer paso hacia la liberación.

La aceptación es una herramienta poderosa en este proceso de sanación. Aceptar que no podemos controlar todo, que la vida es impredecible y que está bien no tener todas las respuestas, nos permite soltar la tensión que acompaña al deseo de control. Esta aceptación no es resignación, sino una apertura a la vida tal como es, con todas sus incertidumbres y desafíos. Al dejar ir el control, encontramos una nueva forma de poder, una que proviene de la confianza en nuestra capacidad para adaptarnos y responder a lo que la vida nos presente.

Otro aspecto importante es cultivar la confianza en uno mismo y en la vida. La fantasía del control a menudo nace de una falta de confianza en que podemos manejar lo inesperado. Al desarrollar una mayor confianza en nuestra capacidad de adaptarnos, de aprender de nuestras experiencias y de encontrar recursos internos en tiempos difíciles, disminuimos la necesidad de controlar cada aspecto de nuestra existencia. Esta confianza nos permite abrazar la incertidumbre con una mente y un corazón abiertos, listos para responder con creatividad y resiliencia.

Aprender a soltar el “control” es fundamental.

Soltar no significa renunciar a nuestras metas o deseos, sino liberarnos del apego al resultado. Es entender que podemos dar lo mejor de nosotros mismos, pero que los resultados no siempre están en nuestras manos. Soltar es una práctica que requiere paciencia y compasión hacia uno mismo, pero que, con el tiempo, nos conduce a una mayor paz y libertad interior.

La fantasía del control es un espejismo que, aunque seductor, nos aleja de la verdadera plenitud. Al sanar esta necesidad de control, abrimos espacio para una vida más auténtica, libre y en armonía con la naturaleza impredecible del mundo.

Al final, la verdadera seguridad no proviene del control, sino de nuestra capacidad para aceptar, adaptarnos y confiar en el flujo de la vida. Es en esta entrega donde encontramos la verdadera libertad y paz interior.

Déjame acompañarte a soltar todo ese control que quieres ejercer y que entorpece tu libertad de ser.

Con muchísimo respeto hacia ti y tus procesos, estoy para transitar cada etapa a tu lado.

Claudia Girón

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