logo cambio de colorlogo cambio de colorlogo cambio de colorlogo cambio de color
  • Sobre mí
  • Servicios
  • Citas
  • Blog
  • Contacto
✕

¿Por qué me hiciste esto?

  • Home
  • Blog
  • Uncategorized
  • ¿Por qué me hiciste esto?
¿Por qué necesito tener todo bajo control?
junio 23, 2025
Mostrar todo

¿Por qué me hiciste esto?

Hay frases que se te clavan en el pecho como una aguja. Y «¿por qué me hiciste esto?» es una de ellas.
No por lo que dice… sino por todo lo que esconde.

Porque cuando alguien te culpa de algo que claramente fue su elección —su reacción, su mentira, su silencio, su retirada—, no solo está torciendo la realidad… está dejando en tus manos la responsabilidad emocional de sus propios actos.

Y eso duele.

No te hiciste daño tú. Le pusiste un límite.

Muchos vínculos se rompen en el momento exacto en que dejas de ceder. Cuando ya no toleras lo que antes sí. Cuando decides cuidarte, hablar, pedir respeto o simplemente decir «esto no me hace bien».

Ahí es cuando el otro —en vez de asumir su parte— te lanza la pregunta: «¿Por qué me haces esto?«.

Y tú, que solo estabas intentando proteger tu paz, terminas sintiéndote culpable. Culpable por marcar un límite. Culpable por no permitir lo que claramente te hacía daño. Culpable por querer algo diferente.

¿Qué hay detrás de esa frase?

Una forma de manipulación emocional. Sutil o directa, pero efectiva.

«Porque quien te culpa por su dolor (cuando el dolor nace de tus límites, no de tus agresiones) está desviando la conversación. Y también está evadiendo su responsabilidad».

No está diciendo: “Esto que me dijiste me confronta”. Está diciendo: “Prefiero que tú te sientas mal antes que revisar lo que hice”.

Y no siempre lo hace con mala intención. Muchas personas culpan porque no saben cómo asumir sus propios vacíos. Porque se sienten heridas cuando no las complacen; no toleran el conflicto o el rechazo; aprendieron que, si sufren, entonces tienen la razón.

Poner límites no es dañar

Decir “hasta aquí” no te convierte en la mala persona de la historia. Te convierte en alguien que eligió priorizarse. Y eso no siempre le gusta a quien se acostumbró a que te silencies para sostener el vínculo.

Una relación sana no es la que nunca se incomoda. Es la que puede hablar, reconocer errores, asumir cada uno lo suyo. 

Donde no hay necesidad de culpar al otro por lo que uno no supo manejar.

Cuando el límite saca a la luz lo que ya no funcionaba

A veces basta un solo acto de honestidad para que el otro se muestre tal como es. Y a veces duele ver esa reacción.

«Pero también alivia, porque te das cuenta de que no hiciste nada malo. Solo abriste los ojos. Solo cambiaste el rol que tenías: ya no eras quien aguantaba, callaba, justificaba».

Y eso, para quien se beneficiaba de tu silencio, puede ser incómodo… pero no injusto.

Ten siempre en cuenta:

  • No eres responsable del malestar que genera tu límite en el otro.
  • No hiciste daño por dejar de permitir lo que te hacía mal.
  • Si te culpan por protegerte, no te confundas: eso no es amor, es manipulación.
  • Tu paz no puede depender de seguir complaciendo lo que tu cuerpo y tu mente ya no quieren sostener.

No te castigues por lo que hiciste bien. Poner límites no te hace cruel, te hace libre.

Con cariño, 
Claudia Girón
@psclaugiron

Home
Compartir
Claudia Girón
Claudia Girón

Publicaciones relacionadas

junio 23, 2025

¿Por qué necesito tener todo bajo control?


Leer más

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Escanea el código